jueves, 18 de julio de 2013

El abandono de los ancianos en Guatemala

El abandono de los ancianos en Guatemala

Las condiciones de vida para las personas de la tercera edad son especialmente difíciles, pues pierden oportunidades de trabajo, actividad social y capacidad de socializar. En muchos casos se sienten abandonadas y excluidas. Tristemente en Guatemala los ancianos son marginados y es muy duro obtener fondos para mantenerse dignamente en este país, porque no reciben ninguna pensión, por lo que pasan penas para sobrevivir los últimos años de su vida.
Ser adulto mayor es una etapa de la vida vulnerable en el ser humano y se requiere de cuidados especiales, protección y asistencia médica y social.
Pero también existe una gran cantidad de personas mayores que están sanas y dispuestas a trabajar para poder solventar sus gastos con dignidad, y muchas son las empresas que no las contratan, subestimando y desvalorizando su capacidad.
En países desarrollados, los ancianos gozan de un óptimo nivel de vida, son subsidiados por el Estado y tienen acceso a buenas pensiones, que por lo general son iguales al sueldo con el que se retiran en su vida productiva, salud de primera y otros beneficios —ejemplos cercanos: Chile, Argentina y Costa Rica—. Incluso existen empresas multinacionales exitosas que contratan a gran número de jubilados, quienes desempeñan su trabajo muchas veces mejor que un joven.

Es necesario desarrollar políticas públicas que promuevan la protección social para nuestros adultos mayores y anciano, contando con asilos de calidad. Los gobernantes deben promover aumentos significativos en las pensiones de supervivencia, que sean acordes a la época en que vivimos y no las de hace 50 años, con las cuales los ancianos puedan solventar sus gastos con decoro. Los empresarios deben abrir su mente para brindar empleo a personas mayores, incluyéndolas dentro de su equipo de trabajo, valorando la gran experiencia que poseen y, por último, los familiares deben asumir la responsabilidad del cuidado del adulto mayor. Todos debemos respaldar a estas valiosas personas, que durante su juventud aportaron lo mejor de sí al Estado, la familia y la sociedad.

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