jueves, 18 de julio de 2013

Abuelos que nadie quiere..

Pobreza y falta de redes sociales, pero también el simple deseo de deshacerse de lo que consideran un estorbo. Cada vez es más común que las familias abandonen a sus abuelos en los hospitales. Una realidad que se hace patente tras el alta médica: los teléfonos no responden. Nadie quiere recibirlos.

“Las dejé a todas bien criadas y casadas. No fui una mala madre, pero ya no me quieren ver”, dice Raquel Ríos (76 años) cuando le preguntan por su familia. Guarda silencio, lanza un largo suspiro y agrega: “Ellas sabrán, algunos tienen suerte y otros no”, sostiene mientras mira al resto de los ancianos del hogar que son visitados por sus familias.


Raquel Ríos no sabe por qué sus hijas la abandonaron. Lo que sí sabe es que nadie la ha ido a ver durante los diez años que lleva internada en el Hogar Abierto, del Hogar de Cristo. Mira hacia a su pasado y no puede contener las lágrimas. Y es que simplemente no encuentra razones. Dice que quedó viuda cuando sus hijas estaban muy pequeñas, que tuvo que trabajar duro y que instaló con mucho esfuerzo un quiosco de diarios y confites en Viña del Mar. 

Entonces era “útil”. Todo cambio drásticamente cuando un bus la atropelló, reventando una de sus piernas. Fue la última vez que vio a sus hijas. Primero estuvo dos años y seis meses en el Hospital Van Buren, en Valparaíso. Al momento de su alta médica nadie quiso hacer cargo de ella. Pese a que en el recinto asistencial ubicaron a sus hijas, ninguna apareció. Actualmente vive en este hogar: uno de los tantos que usan los hospitales públicos para evacuar a pacientes con un “alta difícil”. Ancianos que están recuperados de sus dolencias, pero que nadie reclama ni quiere recibir.

Es triste leer este caso de solo pensar que muchas personas pasan por lo mismo. En resumen, Raquel Ríos les dio todo a sus hijas a pesar de sus dificultades y ellas más adelante no respondieron a lo que ella necesitaba. Hagamos la diferencia y no abandonemos ni dejemos atrás a quienes probablemente nos enseñaron muchas cosas y nos enseñaron como vivir.


Aprendamos de la cultura japonesa

En Japón la festividad denominada "Día de los adultos mayores" se lleva a cabo anualmente, y su fin es honrar a los ancianos japoneses así como sensibilizar a la población sobre la importancia del servicio que ha tenido esta gente en la sociedad durante mucho tiempo.

Tradicionalmente en Japón, se le da un trato especial a los ancianos, los veneran por ser quienes han contribuido más en su país, por su mayor experiencia en la vida y la construcción de la sociedad. 

Este rasgo diferencia a Japón dentro de muchos países occidentales. Muchas comunidades celebran este día con personas mayores de 70 años. Normalmente, los jóvenes o niños, son los que preparan las actividades para ellos, como bailes en las escuelas, regalos, dulces y preparación de comida para los ancianos.




En resumen, me parece que deberíamos empezar a aprender de esta cultura. Empecemos a sensibilizar a la población sobre nuestros adultos mayores, ellos son los que merecen el más grande amor y respeto porque nos han enseñado a caminar en la vida de una manera distinta; hagamos un cambio en los jóvenes y adultos, no dejemos a los ancianos a un lado.

Mi experiencia con los ancianos

Mi experiencia con los ancianos


Desde siempre en Guatemala se ha presenciado la exclusión de los ancianos ya que la mayoría de gente piensa que son un estorbo porque no tienen las mismas capacidades que todos y se debilitan mientras van creciendo. En el 2011 pude tener una experiencia con ancianos que me cambió la vida. En mi colegio todos los años nos enseñan a trabajar con las personas más necesitadas para que podamos ver la realidad de Guatemala y que más adelante podamos hacer un cambio. En el 2011 mi servicio social fue con personas mayores de edad, hombres y mujeres. 

Les organizábamos juegos o actividades que los mantuvieran felices ya que ese era el propósito de llegar todos los días. También llegábamos a escuchar sus problemas y lo que los ponía tristes de su vida ya que a la mayoría de ancianos que estaban ahí los habían abandonado ya que no tenían dinero para mantenerlos. Sus vidas eran muy difíciles, pero a pesar de eso, seguían sonriendo, brindando risas y manteniendo la fe en Dios.

Esta experiencia me hizo cambiar mi forma de ver la vida, ya que ellos a pesar de todas sus dificultades siguen brindando sonrisas, y eso me enseña a que mis problemas son tan mínimos a comparación de los de ellos. Los ancianos son humanos, y no podemos tratarlos como no se lo merecen. Merecen ser bien tratados y que les brindemos de nuestro apoyo y amor para que puedan seguir sonriendo.

El abandono de los ancianos en Guatemala

El abandono de los ancianos en Guatemala

Las condiciones de vida para las personas de la tercera edad son especialmente difíciles, pues pierden oportunidades de trabajo, actividad social y capacidad de socializar. En muchos casos se sienten abandonadas y excluidas. Tristemente en Guatemala los ancianos son marginados y es muy duro obtener fondos para mantenerse dignamente en este país, porque no reciben ninguna pensión, por lo que pasan penas para sobrevivir los últimos años de su vida.
Ser adulto mayor es una etapa de la vida vulnerable en el ser humano y se requiere de cuidados especiales, protección y asistencia médica y social.
Pero también existe una gran cantidad de personas mayores que están sanas y dispuestas a trabajar para poder solventar sus gastos con dignidad, y muchas son las empresas que no las contratan, subestimando y desvalorizando su capacidad.
En países desarrollados, los ancianos gozan de un óptimo nivel de vida, son subsidiados por el Estado y tienen acceso a buenas pensiones, que por lo general son iguales al sueldo con el que se retiran en su vida productiva, salud de primera y otros beneficios —ejemplos cercanos: Chile, Argentina y Costa Rica—. Incluso existen empresas multinacionales exitosas que contratan a gran número de jubilados, quienes desempeñan su trabajo muchas veces mejor que un joven.

Es necesario desarrollar políticas públicas que promuevan la protección social para nuestros adultos mayores y anciano, contando con asilos de calidad. Los gobernantes deben promover aumentos significativos en las pensiones de supervivencia, que sean acordes a la época en que vivimos y no las de hace 50 años, con las cuales los ancianos puedan solventar sus gastos con decoro. Los empresarios deben abrir su mente para brindar empleo a personas mayores, incluyéndolas dentro de su equipo de trabajo, valorando la gran experiencia que poseen y, por último, los familiares deben asumir la responsabilidad del cuidado del adulto mayor. Todos debemos respaldar a estas valiosas personas, que durante su juventud aportaron lo mejor de sí al Estado, la familia y la sociedad.

Logo y su significado



Con este logo queremos dar a entender que los ancianos y ancianas necesitan de protección y de cuidado, ellos carecen de esto por parte de sus familias y por eso las personas quienes cuidad de ellos son personas solidarias que toman conciencia y apoyan a los asilos o nosotras en proyecto de fe.